Cada comienzo de mes es lo mismo: entra el salario, salen las facturas. En medio de tantas cuentas, a veces ni notamos cuánto pagamos en impuestos, ya sea en el sueldo, en la factura de luz, en el combustible o incluso en ese café en la panadería. Pero al fin y al cabo, ¿a dónde va todo ese dinero? ¿Realmente vuelve para nosotros de alguna forma?
La respuesta es sí — o, al menos, debería volver.
El papel de los impuestos en la vida del ciudadano
Los impuestos son la principal forma en que el gobierno recauda recursos para ofrecer los servicios públicos que usamos todos los días: salud, educación, seguridad, transporte, saneamiento, infraestructura, entre muchos otros. Cuando ves una escuela pública funcionando, un centro de salud atendiendo o una carretera siendo asfaltada, puedes estar seguro: allí está el dinero del impuesto que tú y millones de brasileños pagan.
¿Quién recauda? ¿Y quién fiscaliza?
La recaudación la realizan diferentes niveles del gobierno — federal, estatal y municipal —, cada uno con su responsabilidad. La fiscalización y el control de ese dinero corresponden a órganos como la Receita Federal, los Tribunales de Cuentas, el Ministerio Público y también a instituciones locales como la AFIS, que actúan para garantizar que los recursos se utilicen de forma correcta y legal.
Estos órganos no solo verifican si los tributos se han recaudado correctamente, sino también si se están aplicando de manera justa y eficiente. Sin fiscalización, el riesgo de desperdicio, fraudes o desvíos aumenta — y quien paga esa cuenta es siempre el ciudadano.
¿Cómo acompañar?
Gracias a la tecnología, hoy es posible seguir los gastos públicos con solo algunos clics. Sitios como el Portal de la Transparencia, el Siconv, e incluso plataformas de los propios municipios, muestran cómo se están aplicando los recursos públicos. Puedes consultar contratos, gastos, sueldos e incluso obras en curso.
Además, exigir factura fiscal en cada compra es una forma de ayudar al gobierno a recaudar correctamente y combatir la evasión.
¿Por qué es importante?
Entender a dónde va tu impuesto es un acto de ciudadanía. Cuanto más informada y participativa sea la sociedad, mayor será la presión por servicios públicos de calidad y por una buena aplicación del dinero público.
En otras palabras, el impuesto no es solo una obligación — también es un derecho. Es el instrumento que garantiza que todos puedan tener acceso a lo básico: salud, educación, seguridad y dignidad.
📌 Presta atención. Acompaña. Pregunta. Exige. Tu dinero tiene destino — y tú tienes el derecho (y el deber) de saber cuál es.